Ni siquiera soy todavía nada y ya me gustaría ser otra cosa, bueno, a lo mejor algún día soy algo y entonces perseguiré ser escenógrafa.
Y de esta sensibilidad o admiración (que ni siquiera conocimiento) por la escenografía, manifestar mi pasión por la película noviembre. Incluso me he encontrado tomando cañas y planeando alguna imitación (peor y de 4 amigos) de alguna de las acciones en la calle de teatro social como en la película (pero que nunca llegaron a nada)
Por otro lado veo en las noticias que a estos norte-americanos les ha dado por hacer performances grupales: natación sincronizada en una fuente pública, o ir todos sin falda/pantalón en el metro, ¿con que fondo? ¿con qué intención?
Y me encuentro que el propuesto premio Nobel Augusto Boal es el ideólogo del teatro del oprimido, de gran calado internacional y como muestra un grupo catalán TransformArte, lo está llevando a la cárcel con gran éxito como reflexión de los presos. Boal recibe apoyos de todas partes del mundo convirtiéndose en un candidato a Premio Nobel de la Paz de apoyo popular.
Al final, tanto el teatro, como el cine, o las simples performances sin fondo ni intención, significa que todos tenemos o mucho o algo que decir, que manifestar, que expresar y que lo difícil es encontrar la vía, perder la vegüenza, o que no nos venza la apatía, también quizá que no nos pueda la pereza. Esta forma de teatro, sin más escenográfía que la propia vida a mí me parece comunicativa, explosiva, directa y divertida, pero espero que cada uno encuentre la suya.
martes, 12 de febrero de 2008
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