De viaje en el tren Madrid-Asturias, por la megafonía del tren dicen:
-Si hay algún médico o ATS a bordo, por favor acuda a cafetería.
En ese segundo de impotencia, en el que te gustaría ser médico, o casi es mejor no serlo porque no sabes qué puedes encontrarte en la cafetería, y la confusión reina en tu cabeza, pensaba que pasaría si en un mundo imaginario por megafonía dijeran:
-Por favor, si hay algún diseñador industrial a bordo acuda a cafetería.
Sin intención ni pretensión de comparar la profesión de médico con la de diseñador, lo primero que me venía a la cabeza era que si los diseñadores hicieran/mos bien nuestro trabajo, los usuarios no deberían acordarse de nosotros y esa situación, casi de película de ciencia ficción, no se daría, pero si lo imaginamos: ¿qué podría haber pasado para que llamaran por megafonía a un diseñador industrial?
Echándo la cabeza a andar, pensé que la gran perjudicada del mal diseño en la cafetería era la tetera o recipiente de acero inoxidable para hacer infusiones que tienen en la mayor parte de las cafeterías, que realmente es muy difícil de usar: derrama el contenido al intentar verterlo en la taza, no se sabe cuando está lleno o a medias con lo cual si debes inclinar más o menos la tetera, si la infusión está muy caliente ese calor se transmite al recipiente y nos quemamos!!! En fin, un mal diseño que no nos hace la vida más facil, que no nos hace la vida mejor.
Afortunadamente nuestro mal trabajo es este caso no es tan relevante como para que nos llamen por la megafonía de un tren para acudir al auxilio, pero quizá debamos replantearnos hasta donde tienen alcance algunos de nuestros diseños y a cuanta gente no le hacen la vida más fácil.
p.d.: moro...esto era lo que escribía mientras tú dormías en el sofá
viernes, 1 de febrero de 2008
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